13 febrero 2006

 

El vecino asesino

El vecino asesino, por no decir yo el asesino ….. he tenido ocasión de leer el libro de David M. Buss, The muderer next door: why the mind is designed to kill, y no puedo evitar recomendárselo. El autor es un psicólogo evolucionista, del que el bitacorero Wonka les ha hablado en varias ocasiones con ocasión de otros trabajos suyos; y fue esa recomendación la que me ha llevado a seguirle la pista a este académico tan prolífico y polémico y acabar con este libro entre las manos, yo que tan aficionada soy a las novelas policíacas siempre y cuando no sean de asesinos en serie ni de trama rocambolesca –siempre me han gustado las novelas más tradicionales, las que se explican en el entorno de la víctima (otro día les hablaré de este asunto).

Frente a las interpretaciones sociológicas y bienpensantes de que el asesino se hace y de que asesinar es algo que no tiene que ver con la naturaleza humana Buss desarrolla la teoría de que el asesinato está en nuestra naturaleza; la mente humana se ha adaptado y ha adoptado en su larga evolución el asesinato como un modo (sui generis, digo yo en cualquier caso) de supervivencia. Basa sus afirmaciones en una revisión profunda de miles de expedientes forenses sobre crímenes y una investigación ad hoc sistemática y bien documentada en países y culturas muy diferentes a propósito de las fantasías asesinas de la gente. Según Buss “el crimen es una radiografía del interior de la naturaleza humana, supervivencia, status, defensa del honor, emparejamiento, lealtad hacia nuestros amantes, lazos con nuestros aliados, eliminación de enemigos, protección de nuestros hijos y éxito de nuestra progenie, son las cosas por las que los humanos de ahora y nuestros ancestros han muerto y matado”. En su habitual línea de trabajo sostiene que el hombre mata y muere de siempre porque está en su naturaleza humana, no es un comportamiento extraño o patológico (por mucho que prefiriéramos verlo así, por mucho que tantos y tantos pretendan que matar no es humano). Pero no por ello y bajo ningún concepto acepta el asesinato ni lo justifica. Como el mismo explica en el libro él no confunde lo que es con lo que debería ser y proclama reiteradamente que el problema del crimen no se resuelve deseando que los problemas no existan – la indignación moral de muchos académicos y otros líderes de opinión les impide ver el problema del crimen en su justa dimensión. Como el mismo dice que “… el crimen alcance a los humanos en determinados contextos no implica en absoluto que debamos aceptarlo o excusarlo”, y dice asimismo “… podemos prevenir el crimen, en principio, creando entornos que prevengan su activación (por ejemplo, como reconocen muchos en su estudio sobre fantasías asesinas, con medidas de largo internamiento carcelero para casos de asesinato). Y en otro lugar apostilla en la misma línea que “…. aunque los humanos hemos realizado adaptaciones frente al asesinato, también las hemos realizado en materia de cooperación, altruismo, pacificación, amistad, construcción de alianzas y aceptación. Cuando se trata de matar, la naturaleza humana es el problema, pero la naturaleza humana también contiene las claves de la solución”.

Finalmente hace un testimonio personal de cómo le ha afectado estar más de siete años investigando el comportamiento criminal de los humanos –desde su interés inicial por el tema desatado al presenciar una reacción inesperada y casi asesina de un amigo ante una conducta ligona de su mujer en una fiesta cuyo desenlace fue que la mujer puso pies en polvorosa y varios miles de kilómetros entre ambos para evitar un desenlace fatal, hasta culminar una investigación de siete años y una experiencia acumulada de participación en procesos de evaluación, juicios, etc.; tanto horror no te hace callo, según él te vuelve más sensible al sufrimiento humano y, en su caso, le ha ayudado a desarrollar empatía con quienes sufren celos, acoso, se han visto desposeídos de sus atributos, etc.

n.b. Las frases entre comillas son traducciones casi literales extraídas del libro (la traducción y la traición al original son mías).


Comments:
Da lastima el articulo, además de que en cierta manera aburre al lector por la infantil y sencilla redaccion en la publicacion.
 
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