18 julio 2005

 

Tragipsicólogos

Aunque aún está muy candente el incendio ocurrido este fin de semana en Guadalajara y la muerte de un retén cautivo del mismo, me permito un comentario que cuestiona lo que los medios nos están contando como normal y obligado -la presencia de un equipo de psicólogos para ayudar a los familiares en el duelo.

No cuestiono de partida que los psicólogos sean necesarios o prescindibles. Cuestiono el que deban ir asociados al paquete de acompañamiento que llevan aparejados estos sucesos -autoridades, empresas de pompas fúnebres, psicólogos y medios de comunicación acompañan a familiares y víctimas orquestando una algarabía digna de mejor causa sin que -no en este momento, pero sí en otros momentos de mayor tranquilidad- dediquemos tiempo y análisis al estudio de este servicio, su idoneidad, si ayudan o no, si son o no necesarios, si son o no deseados y cuánto nos cuestan. Puede que estos "tragipsicólogos" estén añadiendo un escollo más en el proceso de hacer el duelo o no; pero, sobre todo, lo que no podemos hacer es dar por descontado que su presencia es necesaria y requerida.

Me permito este comentario porque parece que últimamente cada vez que ocurre un desaguisado surge un géiser de psicólogos dispuestos a acompañar (el detonante fue el desastre del camping de Biescas, asolado por una tromba de agua y, desde entonces no hay ong que se precie, amén del propio cuerpo de psicólogos, que no tenga un retén dispuesto a saltar a la palestra a las primeras de cambio). Antes también ocurrían desgracias de todo tipo y no había psicólogos. ¿Superaban peor sus penas que ahora?. ¿Tenemos evidencia de que sean necesarios? o simplemente se le ha ocurrido a alguien y como suena bien tiramos para delante con la idea, a cualquier precio y resultado.

Digo esto a cuenta de una lectura que ya he citado en esta bitácora anteriormente que cuestiona (con considerable soporte de estudios académicos) el mercado del duelo y la parafernalia que se ha organizado en Estados Unidos a cuenta de cómo acompañar a las víctimas con una caterva de especialistas en tragedias ("grief counselors"). Me refiero a One Nation Under Therapy de Christina Hoff Sommers y Sally Satel. Lectura muy recomendable.

Como dicen las autoras "hablar de los problemas" no es enfrentarlos. Los familiares y amigos de las víctimas del incendio necesitan, ahora, enfrentar sus problemas (que serán muchos y variados y que ningún psicólogo recién llegado que no les conozca de nada puede tiene capacidad para solventar). El resto del acompañamiento puntual de estos primeros días pueden hacerlo otras muchas personas más próximas y cercanas, como se ha hecho toda la vida sin necesidad de etiquetas profesionales.

No entro aquí en otras cuestiones que están recibiendo mucha atención en otros medios -la responsabilidad de quienes perpetraron el desaguisado y la de quienes no atendieron (si ese fue el caso) sus obligaciones de sofocar el incendio.

Comments:
Acabo de percatarme de que Almendrera forma parte de RL... ¡bienvenido! Un placer leerle cada día. O cada día que publique, al menos.
 
Buenas noches. Yo también me alegro de tu ingreso en Red Liberal. Un saludo de Jorge.
 
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