04 julio 2005
Con sus impuestos y los míos ..... ¡pobre Farruquito!
En el programa de la tarde que presenta Olga Viza en Radio Nacional de España -es decir con sus impuestos y los míos- se ha prestado hoy atención especial al pobre Farruquito cuyo juicio por matar a un peatón que cruzaba un paso cebra, conduciendo sin carnet e intentado que el mochuelo se lo cargara su hermano, y negando el auxilio a la víctima ha comenzado hoy.
Resulta que ¡qué problema tiene el hombre! que ha declarado a preguntas de la juez (1) que no sabe si es culpable o inocente y (2) que tenía mucho miedo porque tenía que mantener a mucha gente con su trabajo. De la víctima no ha declarado el hombre nada. Y los periodistas del programa que pagamos entre todos sólo hemos escuchado insinuaciones sobre las desavenencias entre la viuda y los padres del fallecido sin aportar nada, ni una declaración, ni un juicio, ni una opinión.
Esta manía que parece perseguirnos para no enjuiciar a nadie es muy peligrosa, no llamar a las cosas por su nombre, no encararlas como son, cubrir con un manto de (supuesta) comprensión los fallos (y delitos) humanos como si no hubiera pasado nada y nada pudiéramos juzgar (al margen de la ley) las cosas que ocurren a nuestro alrededor. Vean más sobre esta ya tradición occidental de no enjuiciamiento una crítica certera en el mismo libro que mencioné el otro día: Cristina Hoff Sommers, Sally Satel M.D., One Nation Under Therapy, New York: Saint Martin's Press, 2005.
Mientras, desde esta bitácora, seguiré poniendo un grano de arena contra la ola de aliento popular y mediático que ha recibido y sigue recibiendo Farruquito. Hablar de él no para alentar su fama sino para negarle la mayor -la posibilidad de escudarse en cualquier zarandaja para eludir la responsabilidad individual que todos tenemos de todos y cada uno de nuestros actos.
Resulta que ¡qué problema tiene el hombre! que ha declarado a preguntas de la juez (1) que no sabe si es culpable o inocente y (2) que tenía mucho miedo porque tenía que mantener a mucha gente con su trabajo. De la víctima no ha declarado el hombre nada. Y los periodistas del programa que pagamos entre todos sólo hemos escuchado insinuaciones sobre las desavenencias entre la viuda y los padres del fallecido sin aportar nada, ni una declaración, ni un juicio, ni una opinión.
Esta manía que parece perseguirnos para no enjuiciar a nadie es muy peligrosa, no llamar a las cosas por su nombre, no encararlas como son, cubrir con un manto de (supuesta) comprensión los fallos (y delitos) humanos como si no hubiera pasado nada y nada pudiéramos juzgar (al margen de la ley) las cosas que ocurren a nuestro alrededor. Vean más sobre esta ya tradición occidental de no enjuiciamiento una crítica certera en el mismo libro que mencioné el otro día: Cristina Hoff Sommers, Sally Satel M.D., One Nation Under Therapy, New York: Saint Martin's Press, 2005.
Mientras, desde esta bitácora, seguiré poniendo un grano de arena contra la ola de aliento popular y mediático que ha recibido y sigue recibiendo Farruquito. Hablar de él no para alentar su fama sino para negarle la mayor -la posibilidad de escudarse en cualquier zarandaja para eludir la responsabilidad individual que todos tenemos de todos y cada uno de nuestros actos.
Comments:
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Habrá que ver cómo queda la cosa, pero, desde luego, el trato que le están dando muchos medios, al alimón con la "farándula", al tal Farruquito, es penoso. Me pregunto si alguna vez se han creído eso de la igualdad ante la ley.
Confieso que no he visto/leído casi nada sobre el tema, porque no me interesa nada.
Pero basta con leer tu post para imaginarme lo peor. El criminal, cuando es famosuelo y es artista, no recibe el mismo trato que las personas corrientes y molientes.
Y ojo, que los medios no están sólos en esto. Creo que muchas personas "de la calle" tienen la misma tendencia a medir con distinto rasero los "pecadillos" de famosuelos (de la farándula, o del deporte, por ejemplo) que los de la gente corriente.
Pero basta con leer tu post para imaginarme lo peor. El criminal, cuando es famosuelo y es artista, no recibe el mismo trato que las personas corrientes y molientes.
Y ojo, que los medios no están sólos en esto. Creo que muchas personas "de la calle" tienen la misma tendencia a medir con distinto rasero los "pecadillos" de famosuelos (de la farándula, o del deporte, por ejemplo) que los de la gente corriente.
He vuelto unos días a España (esto "exiliado" en Berlin) y me he quedado impresionado... Si no conoces la historia del tipo y ves las noticias la historia es mas o menos así: una señora muy, muy mala quiere que condenen al pobre Farruquito con la excusa, pretexto, de que el pobre, sin querer, mató al marido de la malvada señora.
Imagina por un momento lo que pasaría si hubiera sido Farruquito el atropellado por un tipo sin carnet, a 100km/h, que sale huyendo y oculta las pruebas...
Lo que hay que ver/oir...
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