09 junio 2005
Premios multicolores
Hoy es noticia la concesión del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales a Giovanni Sartori.
Una buena noticia porque premia una larga trayectoria de estudio y análisis -ciencia política, medios de comunicación y fenómenos sociales de actualidad han sido objeto de su contundente interés a lo largo de su dilatada experiencia.
Pero también una buena noticia porque Sartori, con sus estudios sobre inmigración y su análisis crítico del multiculturalismo, ha puesto el dedo en la llaga del debate público, cuestionando políticas de fomento de la inmigración sólo sobre la base de una interpretación "bienpensante", supuestamente progresista y, por ende, moralmente buena de que el mundo desarrollado debe absorber toda la inmigración que quiera venir y adaptarse a ella, sin hacerse conscientes de los riesgos y oportunidades que se ponen en juego en un sentido lato -económico, político, social, cultural. Frente a los discursos facilones del establishment de izquierdas, los curas y las ongs, Sartori ha analizado el problema con clarividencia y ha hablado en un lenguaje cuidado, llano y valeroso apuntando, con nitidez, los problemas que plantea el multiculturalismo.
Y resulta aún más resaltable el premio porque se produce en un momento y con un gobierno que se alinea con las tesis que combate Sartori. Resulta, por ello, más preciado el trofeo por lo que supone de reconocimiento para el destinatario en un medio más bien adverso (políticamente) y porque dice mucho en favor de un jurado que ha mirado el trabajo y el debate y no se ha plegado a lo que pueda sentar bien al poder (si sólo lo han hecho por tener derecho al pataleo bienvenido sea también).
Una buena noticia porque premia una larga trayectoria de estudio y análisis -ciencia política, medios de comunicación y fenómenos sociales de actualidad han sido objeto de su contundente interés a lo largo de su dilatada experiencia.
Pero también una buena noticia porque Sartori, con sus estudios sobre inmigración y su análisis crítico del multiculturalismo, ha puesto el dedo en la llaga del debate público, cuestionando políticas de fomento de la inmigración sólo sobre la base de una interpretación "bienpensante", supuestamente progresista y, por ende, moralmente buena de que el mundo desarrollado debe absorber toda la inmigración que quiera venir y adaptarse a ella, sin hacerse conscientes de los riesgos y oportunidades que se ponen en juego en un sentido lato -económico, político, social, cultural. Frente a los discursos facilones del establishment de izquierdas, los curas y las ongs, Sartori ha analizado el problema con clarividencia y ha hablado en un lenguaje cuidado, llano y valeroso apuntando, con nitidez, los problemas que plantea el multiculturalismo.
Y resulta aún más resaltable el premio porque se produce en un momento y con un gobierno que se alinea con las tesis que combate Sartori. Resulta, por ello, más preciado el trofeo por lo que supone de reconocimiento para el destinatario en un medio más bien adverso (políticamente) y porque dice mucho en favor de un jurado que ha mirado el trabajo y el debate y no se ha plegado a lo que pueda sentar bien al poder (si sólo lo han hecho por tener derecho al pataleo bienvenido sea también).
