Almendrera

Nuestra nunca suficientemente comentada Ministra de Vivienda nos deleita, un día más, con sus declaraciones.

Hoy la han puesto en el "candelabro" los de La Caixa y desde tan elevado poyete ha soltado un par de frases de las buenas sobre política de suelo:

"Hay problemas que no se resuelven con la actividad legislativa, sino con buenas prácticas": Frase loable donde las haya si no fuera porque la maraña legislativa que afecta al mercado de suelo es de tal enjundia que para establecer qué son y no buenas prácticas hay, primero, que aclarar (algo) el bosque. Las buenas prácticas son, probablemente, mucho mejores que una legislación puntillosa y agobiante (como la que tenemos), pero -sin duda- precisan para su ejercicio de claridad y transparencia, y el mercado de suelo y las políticas que coadyuvan a su marasmo son un cenagal más espeso que los Everglades.

Asimismo y en relación con un plan en el que está trabajando con las Autonomías para conseguir que se supriman las subastas de suelo público emitió otra frase gloriosa, cito textualmente lo que dice LA VANGUARDIA "Trujillo explicó que este proyecto, que está ahora en fase de adhesión, persigue concretar lo más ampliamente posible las directrices para buscar un consenso y señaló que si se consigue es un éxito de todos y si no se consigue será de quien lo frustre". ¡Bravo por su retórica y por su capacidad de negociación! ¡Ya veo cómo los Consejeros corren como locos con su mejor ropa sport a adherirse, qué zancada, qué braceo para avanzar sin jadeo y adherirse de corazón a la propuesta trujillense. O blanco o negro, si sale con barbas San Antonio y si no la Purísima Concepción.

i.e. Dª Antonia tiene que recuperar la asignatura de suelo, la de oratoria y la de retórica en la próxima convocatoria y nosotros seguiremos esperando que alguien venga a arreglar lo (in)arreglable ..... por esperar que no quede (tenemos todo el verano por delante y para mi la sequía hoy es menor porque me ha llovido el ABC en la cabeza -el repartidor tan amable él lo ha lanzado con certera puntería desde su coche a mi cabecica de almendrera que asomaba en ese momento por la puerta, un poco más y me envía al campo de malvas con Campmany -no era mi articulista preferido pero, desde luego, era el mejor literato de la prensa española actual -a cada uno su reconocimiento).