09 mayo 2005

 

Hechos que no dichos

En la Comunidad de Madrid se está desarrollando en los institutos de enseñanza media un programa de prevención de drogodependencias (incluyendo alcohol) con la colaboración de una organización privada sin ánimo de lucro dedicada a drogas y el apoyo económico de la administración.

El programa consta de tres partes diferenciadas -los expertos elaboran materiales para que los tutores trabajen con ellos y sobre ellos en las aulas; los tutores trabajan con los chicos el tema de las drogodependencias y los expertos chequean en una reunión mensual el desarrollo del programa; finalmente los expertos mantienen a lo largo del curso dos reuniones con los padres para explicarles el programa a modo de dos charlas en las que se abordan (1) consideraciones generales sobre normas y límites familiares (la premisa básica es que si los chicos no conocen lo que son límites y normas en el entorno familiar difícilmente podrán sustraerse a un entorno de uso y abuso de sustancias adictivas) y (2) conocimiento sobre sustancias y revisión de los temas tratados en la sesión 1. En ambas ocasiones se posibilita la posibilidad de hacer preguntas, comentar las situaciones vividas en las familias y saber qué es lo que están trabajando los chicos en sus tutorías. Además los técnicos del programa están a disposición del público todas las mañanas durante el curso y se les puede llamar o enviar un correo electrónico para consultar, pedir consejo, etc.

Al menos esa es mi experiencia en un Instituto de la periferia madrileña para chicos de 2º ESO, es decir chicos de 14 años (y alguno más los repetidores).

No entro en valorar si la prevención trabajada así está o no bien planteada; evaluar el impacto de la prevención es bastante difícil, en cualquier caso si no hacen mucha prevención sí que dan bastante información y abren un foro de discusión en un entorno común -padres con hijos de edades y experiencias similares.

Hoy era la segunda sesión para los padres de alumnos de 2º ESO, curso en el que hay tres grupos (75 alumnos); han acudido 6 madres y 1 padre, teniendo en cuenta que el único hombre presente era el padre de mi hijo y que yo también he acudido, sólo 6 familias de un total de 75 alumnos (no hay gemelos) han manifestado un interés activo por el tema en cuestión. El resto o saben mucho de drogas, o todos trabajan y están ocupadísimos con horarios coreanos (la sesión era a las 17:30 h., y de la discusión que se ha generado se colegía que todos los presentes trabajábamos fuera de casa), o les importa un rábano el tema y no esperan nada de esas iniciativas.

No me extraña que la técnico que ha dado la charla (y que es la misma que nos informó del proeycto cuando hicieron la presentación del curso las tutoras y el director y la misma que dio la primera charla) nos haya dado reiteradas veces las gracias por acudir (parece ser que la tónica es la desidia familiar).

Eso sí vayas al foro que vayas, vayas a la reunión que vayas, hables con quien hables (APA, Consejo Escolar, etc.) sólo oyes hablar de hay que dar información, hay que explicarles a los padres, hay que contarles, hay que decirles. Pues como no pongan una cinta grabada en los centros comerciales, en los transportes públicos o pase un coche con micrófonos como el que pasea el chatarrero y el tapicero (en mi pueblo hay de eso todos los domingos por la mañana, el afilador viene en motocicleta y no se prodiga tanto) lo tienen crudo los partidarios de la información.

Comments:
Muy bueno.
Pero la culpa de todo la tiene la televisión.

O quizá que no se gasta lo suficiente en educación. Sí, va a ser eso. Más impuestos y más gasto en educación es sin duda la solución al problema.
 
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